Desarrollo Personal a través de la Creatividad

Gran Era del Amor

sábado, 16 de mayo de 2015

La princesa y la mariposa


Había una vez una princesa llamada Laurita que le encantaba saltar y atrapar mariposas en su jardín, hasta que un día atrapo una mariposa, la metió en un frasco y se la llevo a su casa. Al otro día despertó muy feliz, pues ella quería jugar con la mariposa, pero cuando miro el frasco la mariposa estaba muerta, -¿cómo? - dijo la niña, - ¿por qué se murió? -. Lo que no sabía la hermosa princesita era que las mariposas solo vivían un día.

 Después de un rato, la niña quiso ir a buscar otra mariposa, pero cuando estaba por agarrar a una repentinamente se encogió, y todo lo que había alrededor de ella parecían enormes cosas. La princesita empezó a gritar - ¡socorro! - , - ¡auxilio! -, pero nadie la oía.

 Al atardecer aparecieron las mariposas y dijeron: - tú mataste a nuestra amiga -, - ¡no! -, - ¡yo no la mate! -, decía la niña, - apareció muerta al amanecer -, decía la princesa, - ¡pero tu sabías que solo vivían un día como mariposas! -, dijo la pequeña.

 Bueno, hagamos un trato, dijo la mariposa mayor, consigue la hoja que esta en el centro del árbol y volverás a ser grande, repitió.
-¿Para qué sirve esa hoja?- dijo la niña, - pues para vivir más tiempo que solo un día -, dijo la mariposa mayor, - consíguela antes de que anochezca, pues sino ya moriríamos al anochecer, repitió la mariposa menor -. - ¡Bueno! - dijo la niña, y fue en busca de esa hoja.

 Ya casi al anochecer, la niña se estaba acercando lentamente a esa hermosa hoja, pero de pronto, apareció un desagradable gusano que le impidió el paso, -¿adonde cree que va señorita?- dijo el gusano muy malhumorado, -voy a buscar un poco de esas hojas para mis amigas las mariposas -, dijo Laurita, el gusano le repitió - ¡no! -, - ¡por favor señor gusano! -, dijo Laura, - ¡no! - dijo el renegado gusano.

 Paso un largo tiempo, pues ya era casi anochecer, entonces el gusano muy distraído dijo: - ¡hola señora araña! -, - ¿cómo anda? -, rápidamente la princesita agarro un pedacito de hoja y se fue sin que el gusano se diera cuenta.

 Cuando llego a la casa de las mariposas les contó lo difícil que fue conseguir el pequeño pedacito de hoja.

 El anochecer había llegado, justo en ese momento todas le dieron un pequeño mordiscón a la hoja y se sintieron seguras de que no iba a pasar nada, la volvieron a convertir en grande a  la princesa Laura, se despidieron y Laura les dijo: - ya no las voy a atrapar más -, - ¡gracias!- dijeron todas las mariposas juntas, y la princesita se fue a su casa a dormir muy feliz.