Desarrollo Personal a través de la Creatividad

Gran Era del Amor

viernes, 26 de junio de 2015

La Mariposa y la Estrella


Cuenta la leyenda que una joven mariposa, de cuerpo frágil y sensible volaba cierta tarde jugando con el viento, cuando vio una estrella muy brillante, y se enamoró.

Excitadísima, regresó inmediatamente a su casa, loca por contar a su madre... que había descubierto lo que era el amor. -¡Que tontería! - fue la fría respuesta que escuchó. -Las estrellas no fueron hechas para que las mariposas pudieran volar a su alrededor. Búscate un poste, o una pantalla, y enamórate de algo así. Para eso fuimos creadas.
Decepcionada, la mariposa decidió simplemente ignorar el comentario de la madre, y se permitió volver a alegrarse con su descubrimiento. "Que maravilla poder soñar", pensaba. La noche siguiente la estrella continuaba en el mismo lugar, y ella decidió que subiría hasta el cielo y volaría en torno a aquella luz radiante para demostrarle su amor.

Fue muy difícil sobrepasar la altura a la cual estaba acostumbrada, pero consiguió subir algunos metros por encima de su nivel de vuelo normal. Pensó que si cada día progresaba un poquito, terminaría llegando hasta la estrella. Así que se armó de paciencia y comenzó a intentar vencer la distancia que la separaba de su amor. Esperaba con ansiedad la llegada de la noche, y cuando veía los primeros rayos de la estrella, agitaba ansiosamente sus alas en dirección al firmamento.

Su madre estaba cada vez más furiosa: -Estoy decepcionada con mi hija -decía. Todas sus hermanas, primas y sobrinas ya tienen lindas quemaduras en sus alas, provocadas por las lámparas. Sólo el calor de una lámpara es capaz de entusiasmar el corazón de una mariposa: Deberías dejar de lado estos sueños inútiles y conseguir un amor posible de alcanzar. La joven mariposa, irritada porque nadie respetaba lo que sentía, decidió irse de la casa. Pero en el fondo -como, por otra parte, siempre sucede -quedó marcada por las palabras de su madre, y consideró que ella tenía razón.

Así, durante algún tiempo, intento olvidar a la estrella y enamorarse de la luz de las pantallas de casas suntuosas, de las luces que mostraban los colores de cuadros magníficos, del fuego de las velas que quemaban en las más bellas catedrales del mundo. Pero su corazón no conseguía olvidar a la estrella, y después de ver que la vida sin su verdadero amor no tenía sentido, resolvió re-emprender su itinerario en dirección al cielo.

Noche tras noche intentaba volar lo más alto posible, pero cuando la mañana llegaba, estaba con el cuerpo helado y el alma sumergida en la tristeza. Entretanto, a medida que se iba haciendo mayor, pasó a prestar atención a todo cuanto veía a su alrededor. Desde allá arriba podía vislumbrar las ciudades llenas de luces, donde probablemente sus primas, hermanas y sobrinas, ya habrían encontrado un amor. Veía las montañas heladas, los océanos con olas gigantescas, las nubes que cambiaban de forma a cada minuto. La mariposa comenzó a amar cada vez más a su estrella, porque era ella la que la impulsaba a conocer un mundo tan rico y hermoso.

Pasó mucho tiempo y un buen día ella decidió volver a su casa. Fue entonces que supo por los vecinos que su madre, sus hermanas, primas y sobrinas, y todas las mariposas que había conocido, ya habían muerto quemadas en las lámparas y en las llamas de las velas, destruidas por un amor que juzgaban fácil.

La mariposa, aún cuando jamás haya conseguido llegar hasta su estrella, vivió muchos años aún, descubriendo cada noche cosas diferentes e interesantes. Y comprendiendo, que, a veces, los amores imposibles traen más alegrías y beneficios que aquellos que están al alcance de nuestras manos.

viernes, 19 de junio de 2015

EL LEÓN Y LA MARIPOSA


En una preciosa flor, fuese de día o de noche,
vivía una Mariposa de alegres y vivos colores.

Nunca quería moverse de aquella que era su casa,
mientras el resto de mariposas por todos lados volaban.
Un día las más curiosas se acercaron hasta ella,
y le preguntaron la razón de su extremada pereza.

 - No es pereza lo que tengo, - contestó con gran premura-
es que no quiero perderme ni un instante su hermosura.

 - ¿De que hermosura nos hablas?, si nosotras no la vemos,
solo vemos a ese León enorme, terrible y fiero.

 - ¿Enorme, terrible y fiero?, ¿pero que majaderías son esas?,
¿es que no veis su gran porte, su trono y su belleza?.

- ¿Pero es que te has vuelto loca mariposa de los cielos,
hablando como estas hablando de ese león traicionero?.
Tú eres dulce y delicada, y él es bruto y descuidado,
tú eres pequeña y volátil y él es grande y desaliñado.

¿Es que no te has dado cuenta de que te has enamorado,
de un sueño de una locura?, ¡ese amor no es adecuado!.

- ¿Porqué no me dejáis sola y seguís con vuestros vuelos?
¿a quién le hago yo daño si me quedo aquí en el suelo?.

Seguid con vuestro camino y dejadme a mi tranquila,
que yo de vosotras no hablo ni me preocupa vuestra vida.

Que ya sé que es un León y seguramente que es fiero,
pero en cuestiones de amor haber quien habla primero.

Que yo para ser feliz me basta solo con verlo,
que sintiendo que está cerca no necesito consuelo.

Las mariposas altivas se marcharon enfadadas,
y siguieron el camino con el batir de sus alas.

Y aquella Mariposa de alegres y vivos colores,
se quedó allí solita viviendo entre las flores.

Al cabo de mucho tiempo de haber ocurrido esta historia,
las mariposas volvieron de nuevo a su trayectoria.

Con aire burlón querían visitar a su compañera,
y reírse por lo bajo mientras contara sus penas.

Pero no encontraron nada ni a nadie por allí cerca,
ni a la linda Mariposa, ni al León con su melena.


¡Valla por Dios…..que mala suerte han tenido,
se les acabó la fiesta…que decepción han vivido!.

 La noche iba cayendo en aquel precioso lugar,
y las mariposas cansadas se pusieron a descansar.

Cuando ya entrada la noche se entregaron a su sueño,
una de ellas gritó “mirad todas hacia el cielo”.

Todas miraron al cielo y casi no podían creerlo,
que allí arriba encontraron lo que no estaba en el suelo.

 Las estrellas tienen la forma de aquel León traicionero,
y a su lado revoloteando, brilla una mariposa en el cielo.
Brillan con más fulgor las estrellas que la forman,
que en vez de colores tiene mil reflejos que la adornan.

Nunca se vio en el mundo, ni en el cielo, ni en la tierra,
Mariposa voladora que luciese de tan bella.

Ni León tan elegante, tan bello y con tal presencia,
que despierta los amores de luceros y de estrellas.

Las mariposas al verlos permanecen sorprendidas,
¡hay que ver que cosas pasan, las vueltas que da la vida!.

Se han dado cuenta que el amor, cuando es bonito y es bueno,
da igual si eres distinto, si eres blanco o eres negro.

Que cuando los sentimientos salen del fondo del corazón,
nadie podrá buscarles motivo, causa o razón.

Ahora se han dado cuenta de que aquella Mariposa,
de entre ellas, sin dudarlo, siempre fue la más hermosa.

Descansa y brilla por siempre mi pequeña Mariposa,
que al lado de tu León te asemejas a una diosa.

Descansa y brilla por siempre mi magnífico León,
que junto a tu Mariposa se nubla hasta la razón.

Y cada año en verano se reúnen las mariposas,
y mientras miran al cielo sonríen y juegan gozosas.

Y celebran que aquella Mariposita que vivía en una flor,
ya nunca estaría sola porque conoció el amor.

(C) Magdalena Rodríguez.

domingo, 7 de junio de 2015

La mariposa artista


Piluca era una mariposa con muchas ganas de volar y desprender colores de sus preciosas alas. Desde que nació había sido un insecto muy bonito, ya que en sus alas tenían todos los colores del arco iris, y cuando batía las alas, aquello parecía una caja de lápices de colores.

Nadie le había enseñado a dibujar ni a pintar, su estilo era totalmente libre, así que sus creaciones artísticas eran originales al cien por cien.
Un buen día, Piluca se despertó triste y muy cansada, había dormido mal y tenía la sensación de que iba a enfermar, así que al desplegar sus alas apenas salieron colores, sólo un poco de azul oscuro, un verde grisáceo y un amarillo blanquecino.

Su amiga la oruga que vivía en la rama de al lado, enseguida se preocupó por Piluca y le preguntó:
- “¿Qué te ha pasado esta noche?, te he oído hablar y llorar estando dormida, y ahora veo que no tienes muy buena cara”.

Piluca le respondió aún llorando:
- “He tenido un sueño muy feo. Otra mariposa me quitaba los colores de las alas, y ya no podía pintar, y además se llevaba los colores para usarlos ella en sus creaciones, y decía que yo nunca había sabido ser una artista”.

La oruga la tranquilizó con unas palabras de apoyo y realismo:
- “Piluca, la realidad es otra, tus alas tienen todos los colores de siempre, y no debes permitir que un sueño ni nadie te haga sentir pequeñita en lo que tú sabes hacer”.

Al escuchar esas palabras, Piluca se sintió mucho mejor, y poco a poco fue recuperando el color en sus alas. Cuando estuvo bien del todo, fue a agradecerle a su amiga la oruga, las palabras que le habían hecho reflexionar sobre la libertad de opinión de los demás.

Así fue como Piluca se convirtió en la primera mariposa artista del bosque, y la oruga llegó a ser su mejor amiga. Aprendió a valorarse a sí misma adecuadamente, y siempre fue feliz y de muchos colores.